GUIONES

Una de las cosas más interesantes que se puede apreciar en este apartado, además de los guiones con sus diálogos, es la diferencia entre el texto escrito y sus diferencias con el capítulo final. La puesta en escena difiere en algunas ocasiones del propio guión. Estos cambios se producen durante el proceso de las clases y los ensayos, a través de un proceso de investigación que hace crecer al actor y/o actriz hacia dentro y hacia fuera.

CAPÍTULO 1

 

Indolente se muere y Otro quiere ayudarle. 

 

INDOLENTE: (a cámara) La gente critica, bien, la gente dice esto me gusta, esto me ha hecho reír, esto es triste pero bonito… bien. Incluso la gente dice que le ha gustado y que no le ha gustado. Me parece perfecto, genial, cojonudo, maravilloso.

La gente igual se cree que esto lo hago para entretenerlos,  la gente no tiene ni puta idea. Hago esto, hago aquello, creo monstruos, invento mentiras, invento situaciones, me entretengo yo, con el único objetivo de entretenerme yo, de coger práctica, y de hacer lo que me sale de las pelotas… bien, eso sí que está bien.

 

 

OTRO: Indolente, Indolente, Indolente, no te mueras, ¡Indolente!

INDOLENTE: ese es mi nombre y mis apellidos. Gracias por tu reconocimiento.

OTRO: Indolente, yo te quiero, deja que te lleve al hospital, para que te curen las heridas, para que te sanen tu alma, para que cubran de amor y penicilina todo tu cuerpo.

INDOLENTE: y un huevo, yo de aquí no me muevo, he elegido este sitio para morir, me parece el mejor sitio del mundo.

OTRO: ¿este sito? Pero si estamos en mitad de la nada. Además, precisamente, no se ve nada.

INDOLENTE: me parece perfecto, estar en mitad de la nada, sin que se vea nada. Así nadie me verá morir.

OTRO: pero la gente te quiere, Indolente.

INDOLENTE: que les jodan, yo no quiero a nadie, ni siquiera a mí mismo.

OTRO: a alguien querrás, a algo querrás, dime Indolente, ¿a quién debo avisar?

INDOLENTE: a Dios.

OTRO: ¡a Dios!

INDOLENTE: sí ¡a Dios!

OTRO: Indolente, ¿por qué dices eso? Si eres ateo, convicto y confeso.

INDOLENTE:  lo digo porque soy Indolente, y porque te has puesto muy pesado… y he pensado si se va a buscar a Dios, como no existe, no lo encontrará, y así podré morir tranquilo, sin nadie que me diga todo el rato, Indolente, Indolente, Indolente… ¿te ha quedado claro o hace falta que te lo tatúe en el culo?

OTRO: ¿por qué me hablas de esa forma? únicamente me preocupo por tu muerte, por tu adiós, por tu despedida, por tu renuncia a la vida.

INDOLENTE: ¿y por qué no te preocupas de tu vida, de tu muerte, de tu adiós, de tu despedida por tu vida?

OTRO: porque yo no me muero, querido Indolente.

INDOLENTE: en eso te equivocas, con cada respiración que damos, estamos más cerca del fundido a negro final.

OTRO: pero yo no me muero ahora, no como tú, que te quedan 5 minutos de vida.

INDOLENTE: no me quedan 5 minutos, me quedan dos minutos, y lo último que deseo es morir con un pesado como tú a mi lado.

OTRO: ¿y cómo sabes que te mueres, y cómo sabes que sólo te quedan 2 minutos?

INDOLENTE: Hace 15 años, firmé un escrito, y juré morir el 31 del 1 del 2021. Y es precisamente lo que voy a hacer.

OTRO: pero yo no te veo enfermo, ni siquiera para parecer un lindo cadáver viviente.

INDOLENTE: escucha Otro.

OTRO: dime Indolente.

INDOLENTE: podrías hacerme un favor, un enorme favor.

OTRO: claro indolente, lo que tú digas.

INDOLENTE: cuando me muera, quema mi cuerpo aquí mismo, para que nadie lo vea, para que nadie lo sepa, para que nadie conozca ni me reconozca, ni lloren por mi ausencia.

OTRO: ¿es tu última voluntad?

INDOLENTE: es mi última voluntad.

OTRO: ¿cuanto te queda?

INDOLENTE: 3.

OTRO: ¿3?

INDOLENTE: 2.

OTRO: ¿2?

INDOLENTE: 1

OTRO: no, ¡nooooo!

           

Se queda callados, Indolente no se muere.

 

INDOLENTE: mierda.

OTRO: ¿qué ha pasado?

INDOLENTE: qué NO ha pasado. Mierda.

OTRO: ¿no te vas a morir?

INDOLENTE: parece que no.

OTRO: bien, bravo, magnífico. No te vas a morir, es el día más feliz de mi existencia, Indolente, Indolente, Indolente, no te mueres Indolente, ni te vas a morir.

           

Indolente le da un puñetazo a Otro, que se cae de culo y queda medio inconsciente.  Indolente inicia la marcha, su marcha.

 

INDOLENTE: mierda, mierda, mierda, mierda, ah, y mucha mierda, mierda, mierda, mierda, mierda… (a cámara)           Éste soy yo, y como un viejo o una vieja de 88 años, camino por la vida… Una última cosa, que no les jodan a mis fans, a ser posible, que les jodan a mis no fans. En el fondo me gusta que me critiquen, eso significa que me siguen, y aunque no me gusten sus críticas porque confunden mis palabras, como el gran Bukowski decía: no hay mejor lector que el que recompensa con su silencio. Y si lo decía Hank, por algo debía ser. Una voz del interior me dice: ¿pero que fans y que no fans?. Tonterías, estoy enfermo, ahora mismo 38 y medio, no está mal. Me lo he pasado bien, escribir con fiebre no es lo mismo que follar con fiebre, pero se le parece. 

 

FIN. 




CAPÍTULO 2


 

Un bar, Juan está esperando, hay una coca cola sobre la mesa, tiene un libro que ojea. Llega Sara.

SARA: lo siento, lo siento mucho. 
JUAN: hola Sara, no te preocupes. 
SARA: en el último momento...
JUAN: no te preocupes, he aprovechado para leer.
SARA: tuve una urgencia, ya me había quitado el hábito, pero no había más médicos de guardia, sí había más, pero estaban ocupados..
JUAN: de verdad, no te preocupes. No pasa nada.
SARA: ¿de verdad? 
JUAN: claro. No hay problema, si no hubiese tenido un libro igual si me hubiese agobiado un poco, pero por suerte...
SARA: me quedé sin batería, no podía llamarte.
JUAN: no te preocupes, lo importante es que has venido.
SARA: sí, bueno, la urgencia no fue tan larga como esperaba.
JUAN: lo curaste rápido. Eres una gran médica.
SARA: no.
JUAN: sí, lo eres. 
SARA: murió.

Silencio.

JUAN: oh, lo siento. 
SARA: no pude hacer nada, llegó casi muerto.
JUAN: ¿quieres hablar de ello?
SARA: no, no quiero aburrirte con los detalles.
JUAN: tú nunca me aburres.
SARA: vino con una puta.
JUAN: ¿cómo?
SARA: una puta de lujo, lo trajo en su limosina.
JUAN: oh.
SARA: y la puta se quedó todo el rato.
JUAN: supongo que quería cobrar.
SARA: ¿eso es un chiste?
JUAN: no.
SARA: ¿no?
JUAN: sí, bueno, no me hagas caso, ha sido un comentario desafortunado.
SARA: ya, bueno, me dio mucha pena la puta.
JUAN: ¿por?
SARA: me contó que llevaban años de relaciones sexuales, que era su mejor cliente, casi su único cliente.
JUAN: así que la limosina en el fondo era de ese pobre hombre.
SARA: sí, supongo, no sé, ¡qué más da!
JUAN: ¿quieres tomar algo?
SARA: ¿es muy pronto para un whisky?
JUAN: no, en absoluto. 
SARA: quiero un doble, y después otro.
JUAN: está bien.

Juan se levanta, Sara se queda sola, no hace nada, coge el libro que estaba leyendo Juan. Lo ojea. Lo cierra.

JUAN: aquí tienes, uno doble, le he dicho que preparen otro en 5 minutos.
SARA: gracias.

Se lo bebe de un trago.

JUAN: Sara, ¿quieres que lo dejemos?
SARA: ¡¡¡no!!!
JUAN: está bien.
SARA: perdona.
JUAN: no pasa nada.
SARA: igual sí.
JUAN: claro, no hay problema, quedamos otro día.
SARA: ¿otro día?
JUAN: para salir a cenar.
SARA: ¡no! Había entendido...
JUAN: ¿qué, qué habías entendido?
SARA: si quería que esto terminase.
JUAN: oh...

Silencio incómodo.

JUAN: me da miedo preguntarte por ese “igual sí”...
SARA: pues no lo preguntes.

Silencio incómodo.

SARA: ese libro...
JUAN: ¿sí? ¿lo has leído? Es muy bueno.
SARA: no lo es.
JUAN: ¿no? A mí me gusta.
SARA: es una guarrada, te gusta leer guarradas.
JUAN: sólo es un libro.
SARA: ¿te gusta ese autor?
JUAN: ahora me da miedo decir que sí.
SARA:  no puedes vivir con tanto miedo.
JUAN: Sara.
SARA: lo siento, supongo que me ha afectado ver llorar a la puta.
JUAN: no te preocupes.
SARA: igual sí deberíamos...
JUAN: te quiero.
SARA: no me lo pongas más difícil.
JUAN: te quiero.
SARA: ya me lo has dicho hace dos segundos.
JUAN: te...
SARA: cállate de una puta vez.

Se callan,

JUAN: voy a por tu whisky.
SARA: no. Lo siento, lo siento mucho. Yo... yo... yo... no voy a dejar nunca a mi marido, esto no tiene sentido. Tú eres bueno, y te mereces a alguien entero para ti, no te mereces mis sobras.
JUAN: me gustan tus sobras.
SARA: ¿te gustan mis sobras? ¿qué clase de persona eres?
JUAN: soy un perro.
SARA: ¿un perro?
JUAN: soy fiel a mis sentimientos.
SARA: ¿y yo? ¿qué clase de persona soy yo?
JUAN: una gata.
SARA: ¿y qué coño hacen una gata y un perro juntos?
JUAN: eh... hum... yo...
SARA: ¿sí?
JUAN: te iba a contar una cosa estupenda que me había sucedido hoy.
SARA: ¿sí?
JUAN: sí.
SARA: cuéntamelo.
JUAN: me han dado el proyecto, voy a construir el rascacielos.
SARA: oh, enhorabuena.
JUAN: gracias.

Silencio.

SARA: no me quito de la cabeza a la puta.
JUAN: me imagino.
SARA: estaba llorando, destrozada, me ha hecho pensar. 
JUAN: lo veo.
SARA: no me gusta mi vida.
JUAN: déjame ayudarte a cambiarla.
SARA: tú no puedes cambiar nada.
JUAN: déjame intentarlo.
SARA: me voy a ir.
JUAN: oh.
SARA: no me llames.
JUAN: oh.
SARA: no me busques.
JUAN: Sara...
SARA: ¿qué?
JUAN: te quiero.

Silencio.

SARA: yo no.

Silencio.

JUAN: ahora el que necesita el whisky soy yo.
SARA: no es por ti.
JUAN: lo sé, es por una puta.
SARA: imbécil.
JUAN: sí, lo soy. 
SARA: sí, lo eres.
JUAN: hoy había sido el mejor día en meses, el mejor día, cuando me han llamado para darme el rascacielos, pensé “sí, lo voy a hacer y va a ser cojonudo” y me entraron ganas de llamarte para contarte, pero sé que no te gusta que te llame cuando estás trabajando. Ha sido el mejor día de mi vida en meses y no quiero estropearlo, nos tomamos dos whiskys dobles y vamos a cenar como teníamos pensado.
SARA: yo soy tu puta.
JUAN: ¿qué?
SARA: YO SOY TU PUTA.
JUAN:  NOOOOOOOOOOOO. TE QUIERO.
SARA: y la puta también quería a su cliente y follaban como follamos nosotros, sólo sexo y alguna cena, como la que hoy teníamos planeado. ¿qué clase de vida es esta? Dime Juan, dime, ¿qué clase de vida es esta?
JUAN: quiero ir a cenar contigo.
SARA: Juan.

Silencio.

JUAN: ¿sí?
SARA: me voy. 

Sara se levanta. Sale de campo, Juan se queda solo. Sara vuelve a entrar, se miran, Juan sonríe. Sara se acerca, Juan se levanta. Se abrazan.

SARA: te quiero, diferente a como me quieres tú, y nunca voy a quererte igual. Adiós Juan.

Se va.

Fin.

 

 

CAPÍTULO 3







Una pareja de unos 35 años, sentados en el sofá de su casa, él hace zapping con el mando de la tele, ella ojea una revista, cualquiera, no importa, ella tiene mucho cansancio.

HOMBRE: tengo que contarte algo.
MUJER:
HOMBRE: tengo que decirte algo muy, pero que muy importante.
MUJER:
HOMBRE: tengo la necesidad imperiosa de transmitirte algo.
MUJER:
HOMBRE: tengo que decirlo porque sino voy a reventar por dentro.
MUJER:
HOMBRE: tengo que…
MUJER: ¡ya está bien, hombre!
HOMBRE: ¿cómo?
MUJER: o lo dices o te callas, pero no vuelvas a decirme lo mismo con palabras parecidas.
HOMBRE: perdón.
MUJER: no tienes que pedir perdón por eso…
HOMBRE: pues perdón por decir perdón.
MUJER: (imitándolo) pues perdón por decir perdón… ¿tú te escuchas cuando hablas?
HOMBRE: ¿la verdad?
MUJER: (imitándolo) ¿la verdad?… joder tío, joder… eres estúpido.
HOMBRE: está bien, soy estúpido.
MUJER: ¿eso es lo que querías decirme?
HOMBRE: ¿eh?
MUJER: al empezar a hablar me has dicho tengo que contarte algo.
HOMBRE: eh.. sí, sí, tengo que decirte una cosa.
MUJER: (lo más cínica posible) estoy ansiosa por saber de que se trata.
HOMBRE: si no quieres, no te lo digo y en paz.
MUJER: ¿en paz?... vale, no lo me digas… hoy estoy cansada, agotada, un día larguísimo en el trabajo, con el jefe agobiando, con los compañeros, puteada con el tráfico, con la comida de empresa. Con mi madre, con mi hermana, con un millón de cosas pequeñas e insignificantes que han hecho de hoy un día de mierda.
HOMBRE: lo siento.
MUJER: no pasa nada, simplemente, estoy agotada.
HOMBRE: entonces…
MUJER: ¿sí?
HOMBRE: ¿no quieres escuchar lo que quiero decirte?
MUJER: (lo mira con odio)
HOMBRE: vale, vale…

Silencio. Pasa medio minuto.

MUJER: ¿es importante?
HOMBRE: podría decirse que sí.
MUJER: ¿muy importante?
HOMBRE: creo que sí.
MUJER: ¿se trata de algo vital?
HOMBRE: ¿definitivamente?
MUJER: definitivamente vital.
HOMBRE: eh…
MUJER: nada de eh… creo… podría… a lo mejor… simplemente sí o no.
HOMBRE: sí.
MUJER: está bien, te escucho.

Silencio, él se acerca a ella, se lo dice muy bajito al oído, el sonido es inaudible. Se separa de ella. Se recuesta en el sofá, ella se ha quedado de piedra. Él sonríe.


HOMBRE: ¿qué te ha parecido?
MUJER: (petrificada)
HOMBRE: ¿definitivamente vital o no?
MUJER: (un poco menos petrificada)
HOMBRE: estás sorprendida, ¿verdad?
MUJER: hombre…
HOMBRE: estás sorprendida… ¡jejeje! ¡jajaja! ¡jijiji!
MUJER: cuando te conocí me gustaba tu risa…
HOMBRE: ¿te gusta cómo me río? Eso no me lo habías dicho nunca ¡jejeje!
MUJER: ¡cuando TE CONOCÍ hace 10 años me gustaba tu risa!
HOMBRE: jajaja… ¿ya no te gusta mi risa?
MUJER: ¡¡me importa una mierda tu risa… ¡cómo me dices algo así, y te pones a reír!
HOMBRE: porque es muy gracioso.
MUJER: ¿ES MUY GRACIOSO?
HOMBRE: pues sí… jejeje…
MUJER: esto es increíble.
HOMBRE: jajaja…
MUJER: ¡DEJA DE REIRTE COMO UN GILIPOLLAS!

El hombre poco a poco deja de reír.

HOMBRE: ¿estás enfadada?
MUJER: (todavía más cínica) noooooooo.
HOMBRE: menos mal…
MUJER: un momento, ahora vuelvo.

Ella sale del salón, el hombre coge el mando de la tele, empieza a cambiar de canal, no le gusta lo que ve, hasta que se detiene en un programa de humor, malo, y absurdo, como el humor amarillo de los años 90. Sonríe. Ella entra de nuevo, no se sienta, está de pie. Él la ignora, empieza a reír con fuerza.

HOMBRE: jajaja… jejeje… jijiji…

Ella saca una pistola y dispara, un solo disparo en la frente, él deja de reír inmediatamente, de hecho deja de vivir también inmediatamente. Ella se sienta de nuevo en el sofá y continúa leyendo su revista.

MUJER: (aparte teatral, es decir al público, o al espectador o a quien sea) lo he hecho porque me apetecía… ¿qué pasa, no puedo hacerlo? Todos los días miles de hombres pegan, maltratan, violan, sacuden y matan a miles de mujeres en todo el mundo. Y nosotras, ¿no podemos hacerlo? ¿por qué no?

Final de escena.

 

CAPÍTULO 4


Un domingo, hace sol, por la mañana, un matrimonio, que desayuna al sol, son las 10, abril, temperatura agradable él lee un libro, ella saca una bandeja, con café, tostadas, agua, zumo de naranja…

MUJER: ¿qué lees?
HOMBRE: un libro.
MUJER: ¿de quién?
HOMBRE: de un escritor.
MUJER: ¿y tiene nombre ese escritor?
HOMBRE: sí.
MUJER: ¿cuál es su nombre?
HOMBRE: Miller.
MUJER: ¿es bueno?
HOMBRE: no lo hace mal. No lo hace nada mal.

Ella coge su café, se pone azúcar, lo remueve, él sigue con la lectura, no hay prisa, sólo calma.

MUJER: hace un día magnífico.
HOMBRE: es agradable desayunar a estas horas…
MUJER: mucho.

Silencio. Ella bebe su café, él deja el libro.

HOMBRE: ¿somos felices?
MUJER: ¿cómo?
HOMBRE: ¿somos felices?
MUJER: he entendido lo que has dicho.
HOMBRE: ¿y entonces por qué me haces repetirlo?
MUJER: no quería que lo repitieses, sino…
HOMBRE: ¿sino… qué?
MUJER: ¿por qué me preguntas eso? No es normal preguntarse eso…
HOMBRE: la personas deben preguntarse las cosas, sino nos preguntamos el porqué, simplemente seríamos el vacío.
MUJER: ¿el vacío?
HOMBRE: nos extinguiríamos…

Mini silencio.

MUJER: quizás deberías escribir sobre eso.
HOMBRE: sí, debería….

Él vuelve a la lectura, ella se queda congelada. Él se da cuenta.

HOMBRE: ¿qué te pasa?
MUJER: nada.
HOMBRE: pareces triste.
MUJER: lo estoy.
HOMBRE: ¿por qué?
MUJER: porque somos felices.
HOMBRE: somos felices y por eso estás triste, ¿no te parece ligeramente contradictorio?
MUJER: sí.
HOMBRE: no lo entiendo, no te entiendo.
MUJER: ¿cuánta gente conoces que es feliz?
HOMBRE: ¿gente? Bufff… no cuento a la gente, no me gusta la gente.
MUJER: ya… ¿pero cuánta gente conoces que es feliz de verdad?
HOMBRE: hum… supongo que las personas son felices a su modo, el cantante cantando, el arquitecto dibujando,  los niños jugando, el asesino matando, el banquero robando, el escritor escribiendo, el amante amando… yo soy…
MUJER: escritor.
HOMBRE: me gustaría pensar que sobre todo soy tu amante.
MUJER: para eso deberías amarme más, y leer menos.
HOMBRE: si leyese menos, escribiría menos, y sería menos yo, ¡te gustaría que yo fuese menos yo?
MUJER: noooooo… (suspira) ay…
HOMBRE: ¿y ese suspiro?
MUJER: quiero ser madre, por eso estoy triste.
HOMBRE: estás triste porque quieres ser madre y no puedes.
MUJER: ¡¡¡te importaría dejar de repetirme las cosas!!!
HOMBRE: claro...

Silencio. El coge su café, se pone azúcar.

MUJER: anoche tuve un sueño.
HOMBRE: ¿qué tipo de sueño?
MUJER: me dejabas por una mujer más joven, y sobre todo más fértil.
HOMBRE: tranquila, no te voy a dejar por ninguna coneja. No quiero tener hijos. Y no me gustan las conejas…
MUJER: eso dices ahora. Cuando seas viejo, me lo echarás por cara…
HOMBRE: no, te quiero.
MUJER: y yo.
HOMBRE: y no me importa que no puedas tener hijos, aunque quieras.
MUJER: ya.
HOMBRE: podríamos adoptar, aunque…..
MUJER: sí!!!!!!!!!!!!
HOMBRE: aunque a lo mejor, no es una buena idea, imagina que a lo mejor adoptamos a un asesino en serie, y nos liquida a los dos en mitad de la noche.
MUJER: imagina que a lo mejor, es un niño, o una niña, tan agradecido por adoptarle que nos quiere más de lo que nos podría querer un hijo propio.
HOMBRE: imagina que nos quiere tanto, que su amor se vuelve enfermizo, y nos mata a los dos una misma noche.
MUJER: me gustaría morir al mismo tiempo que tú.
HOMBRE: ¿al mismo tiempo?
MUJER: sí.
HOMBRE: me seduce de sobremanera esa idea, pero de momento, no quiero adoptar, llámame egoísta, llámame…
MUJER: egoísta….

Silencio. El hombre vuelve a la lectura.
La mujer vuelve a suspirar.

HOMBRE: ¿sabes porqué te quiero?
MUJER: ¿por qué?
HOMBRE: porque haces que mi vida sea fácil. Hasta que te conocí, me dedicaba a escribir y a beber, sobre todo a beber, y ahora, me dedico sobre todo a leer y a escribir, sobre todo a leer, y ya no bebo… míralo de este modo, me has salvado, sino te hubiese conocido, ahora no existiría, estaba condenado y tú me has salvado, me has dado la vida. En cierto modo, eres mi madre.
MUJER: y tú, mi hijo, Edipo.
HOMBRE: sí, Edipo… ¿quieres follar?
MUJER: ¿por qué? O más bien, ¿para qué?
HOMBRE: ¡para divertirnos, demonios! hace 20 minutos que no follamos, es algo inadmisible.
MUJER: desde hace 19 minutos tengo la libido por los suelos,
HOMBRE:  está bien, no follaremos.
MUJER: quizás dentro de 20 minutos.
HOMBRE: quizás mañana.
MUJER: quizás….
HOMBRE: quizás…

Ella coge el teta brick de zumo, se sirve,

MUJER: el mañana no existe.
HOMBRE: es posible.
MUJER: ni siquiera el ayer.
HOMBRE: el ayer son recuerdos.
MUJER: sí, recuerdos, no se puede vivir de ellos, ni con ellos ni a pesar de ellos, es mejor vivir el presente, y nuestro presente es este desayuno.

Silencio.

HOMBRE: hace un día espectacular, podríamos ir al campo.
MUJER: prefiero quedarme en casa.
HOMBRE: ¿quieres llamar a tu hermana e invitarla a comer?
MUJER: vale, gracias.
HOMBRE: no me des las gracias, tu hermana es una gran mujer, cuando os conocí, tuve pensamientos impuros con tu hermana.
MUJER: ¿pensamientos impuros?
HOMBRE: sí, ya sabes,
MUJER: ¿pensamientos impuros? Nadie habla así.
HOMBRE: yo sí, pero cuando os conocí, me decliné por ti, porque eras más bella, y hermosa e inteligente y divertida.
MUJER: no.
HOMBRE: ¿no? ¿cómo?
MUJER: tú no te declinaste por mí, te cacé yo.
HOMBRE: cierto, las mujeres siempre cazáis a los hombre y además tenéis la virtud de hacernos creer que nosotros somos los cazadores.
MUJER: sólo sois recolectores
HOMBRE: sí, recolectores….

Silencio,

MUJER: mi hermana sí que puede tener hijos.
HOMBRE: lo sé.
MUJER: y ella te admira.
HOMBRE: hay un millón de mujeres que compran mis libros, y me admiran, y no por ello voy a tener hijos con ellas.
MUJER: pero mi hermana es la persona que más se parece a mí.
HOMBRE: no, la persona que más se parece a ti, soy yo.
MUJER: pero tú no puedes quedarte embarazado.
HOMBRE: no, de momento, no. Pero todo se andará.
MUJER:  a pesar de que mi hermana, sea mi hermana gemela idéntica, creo que tienes razón, que somos iguales, tú y yo.

Suspiro enorme de la mujer.

HOMBRE: no te había visto suspirar tanto desde que se te murió el gato.  ¿quieres un gato?
MUJER: no.
HOMBRE: ¿un perro?
MUJER: no!!!!
HOMBRE: ¿un pez?
MUJER: quiero un hijo.
HOMBRE: está bien, llama a tu hermana, follaré con ella todo lo que queda de domingo, y todas las noches, seguro que se queda embarazada en menos de un mes, ella será mi amante y la madre de tu hijo, y yo seré el padre y su tío al mismo tiempo, cosa que me dará la inspiración necesaria para escribir una novela sobre ello, otras mil mujeres comprarán mi nueva novela y seguiremos siendo ricos, y podremos desayunar tranquilos, un domingo por la mañana, con café, tostadas, un libro, zumos variados…
MUJER: y un niño correteando por nuestros pies.
HOMBRE: ahgg… sí, y un niño… agh….
MUJER: eres el mejor marido.
HOMBRE: y tu la mejor esposa por querer proporcionarme un manjar tan delicioso.
MUJER: ¿te refieres a mi hermana?
HOMBRE: eso también.

Silencio.

MUJER: la vida nos va bien, y nos va a ir mejor.
HOMBRE: síp, no todo el mundo puede desayunar en un sitio como este un domingo por la mañana.
MUJER: cariño.
HOMBRE: ¿sí?
MUJER: ya lo has dicho varias veces, y quizás debería haberte rectificado antes, pero… no lo hice, y ahora a lo mejor es tarde , porque…
HOMBRE: ¿por qué? ¿qué estás diciendo?
MUJER: hoy no es domingo.
HOMBRE: ¿no?
MUJER: no, es miércoles.
HOMBRE: oh…
MUJER: sí, miércoles.
HOMBRE: mejor me lo pones, en nuestro matrimonio, todos lo días son domingo.
MUJER: incluso los miércoles tediosos.
HOMBRE: incluso los lunes tediosos.
MUJER: te amo.
HOMBRE: y yo.
MUJER: voy a llamar a mi hermana,
HOMBRE: de acuerdo,
MUJER: una cosa.
HOMBRE: ¿sí?
MUJER: ¿podré mirar?

Silencio.

HOMBRE: no voy a follar con tu hermana.

Ella se rompe, se siente rota de dolor, quiere llorar, pero tiene tanto dolor, que no puede, se queda perpleja y petrificada.

MUJER: quiero el divorcio.
HOMBRE: ¿quieres el divorcio porque no me follo a tu hermana?
MUJER: suena un poco raro, pero sí. Y noooo, al mismo tiempo, quiero el divorcio porque sé que jamás me darás un hijo.
HOMBRE: está bien, llama a tu hermana.
MUJER: no, ya no quiero llamarla. Me voy, este será nuestro último desayuno de un domingo cualquiera… cuando termines de desayunar, me iré. Sabes que no me gusta dejar las cosas a medias.
HOMBRE: ¿no puedo hacer nada para impedírtelo?
MUJER: nada.
HOMBRE: ¿y si no termino de desayunar? Así no te irás nunca…
MUJER: ¿de verdad crees que esa es la mejor solución?
HOMBRE: eh… no.
MUJER: pues eso, no.

Silencio, la tensión es palpable, se miran, él quiere moverse y abrazarla, ella quiere que él se mueva y que le abrace, pero no se mueven el vértigo se abre ante sus pies, el vértigo, y el caos…

Fin. 
 

CAPÍTULO 5.


Mujer habla a cámara.


GUIONISTA:

Espero. Me paso la vida esperando. Ando, respiro, y de vez en cuando, sonrío. La vida es un no parar de mirar… me paso mi vida intentando decidir y analizar que es lo mejor que puedo hacer. Mientras me decido, mientras escojo mis opciones, los segundos pasan, la vida avanza…

Escribo porque no sé volar, si pudiera volar no haría otra cosa, “en un rato estaré allí”, le diría a alguien que por ejemplo está en Praga y yo mientras todavía clavado en Valencia. Si pudiera volar, iría a todos los sitios que siempre quise ir pero a los que nunca pude llegar.

Bueno, como de momento volar sin motores, azafatas, pilotos y aeropuertos, es imposible, y mi verdadera composición de lo que debe ser volar es otro concepto, como no puedo volar, escribo. Que no es lo mismo, pero que también me sirve para viajar. Los mejores viajes de mi existencia los he tenido escribiendo, gracias a ello, he podido ser el más malo de la historia, o la más lista, o el más lo que sea.

“¿Cuándo empezó todo?” Me preguntó una vez una amiga, que afirmaba que mi cerebro era el mayor músculo por explotar de este universo. A lo que yo le contesté, “bueno, si explota, yo me quedaría en nada, y en apenas 4 ó 5 segundos mi vida dejaría de ser”. Ella sonrío y me dijo “no me refiero a eso”, y yo le dije que lo sabía, y que simplemente bromeaba. Porque ni las críticas ni las alabanzas uno ha de creérselas, pues cuando se es presa de ellas, ya no se es libre para salpicar la pantalla de pequeñas letras times new roman (o de la tipografía que uses).

No sé cuando empezó. O Tal vez, sí, sí…

Una vez, haciendo limpieza me encontré con un pequeño relato sobre un pirata escrito de mi puño y letra, yo debía tener unos 7 u 8 años. Me hizo mucha gracia, para nada lo recordaba. Sin embargo, al encontrarlo, lo recordé en seguida, era un pirata holandés que salía de Ámsterdam en dirección a un mar desconocido, y narraba las aventuras y desventuras del pirata y su tripulación durante el viaje. Era realmente malo, y estaba realmente mal escrito, pero a mí me gustó, porque si existe un principio para las cosas, en este caso para mis cosas, ése fue el mío.

Luego durante la pubertad, esa maravillosa etapa de la existencia humana… lo digo en serio, para mí fue maravillosa, descubrí a las chicos como algo más que niños idiotas y repelentes, y descubrí que los chicos te podían besar, y tú a ellos, y que eso era mágico.

Bueno, pues entre beso y beso, conocí a un chico que vivía en el otro extremo del país. Entonces no existían móviles ni Internet, es casi increíble, ¿Verdad? Pues no hace tanto de eso, en la pre historia de las nuevas tecnologías, lo que se llevaba era escribir cartas. Y creo que fue mientras escribía mis misivas de amor a aquel muchacho, cuando yo encontré verdaderamente el placer, el goce y sobre todo la necesidad de expresarme por medio de palabras impresas en folios.

Al principio no sabía muy bien qué escribir, ni sobre qué escribir, ni cómo escribirlo, pero con la práctica, mis cartas empezaron a hacerse más largas y más largas y más largas… todas las semanas le escribí durante 3 ó 4 años… eso me dio los hábitos y una vez se tiene y se siente, ya no hay vuelta atrás.

Recuerdo cuando terminé el selectivo, no lo hice demasiado bien, y yo quería estudiar periodismo, porque ya quería ser escritora entonces y pensaba que los periodistas en cierto modo eran escritores, o por lo menos gente que escribe y se gana la vida con ello, pero no me llegaba la nota para acceder a estudiarlo. Y me tuve que matricular en derecho. Por suerte, mi hermano mayor, un día pasó por la facultad de comunicación y me dijo que me había aceptado para estudiar comunicación audiovisual, que no era mi primera opción, era la segunda. Mi corazón saltó de alegría. Preparé todos los documentos y me presenté al día siguiente en la secretaría de la facultad dispuesto a cambiar mi historia.

Mientras pensaba “bueno, si me va bien, este primer año, podré cambiarme en Segundo… a lo mejor es interesante, esto de la comunicación, porque de algún modo, también tendrá que ver con el hecho de escribir palabras aunque en lugar de letras, lo que me harán falta serán imágenes y sonidos”.

De ese momento también hace mucho, como las nubes que aparecen en el horizonte y se deshacen como por arte de magia.

Hoy os he contado parte de mi historia como escribiente, y ahora, si no les importa, me voy a duchar que esta noche empiezo otra historia que nada tiene que ver con las palabras… pero que de algún modo, sí que tiene que ver… pues seguro que me genera ideas, conceptos y curvas.

 

CAPÍTULO 6

 

HE VISTO EL FUTURO

Podrían ser dos hombre, o dos mujeres, u hombre y mujer

 

Vemos a dos amigos, es un lunes o un martes por la noche, da lo mismo. Son muy amigos. Adrián desea contarle algo a Bruno, y Bruno está cansado de Adrián, que siempre le cuenta cosas absurdas.

Nota: podrían ser dos mujeres.

 

ADRIÁN: he visto el futuro.

BRUNO: ¿cuál?

ADRIÁN: ¿Cómo que cuál?

BRUNO: sí, ¿cuál?

ADRIÁN: te digo he visto el futuro y tú me respondes ¿cuál?

BRUNO:  no es lo mismo que hayas visto mi futuro, o el tuyo o el de toda la humanidad, y no es lo mismo que hayas visto cualquiera de esos futuros ya sea inmediato, intermedio o lejano...

ADRIÁN: ¿qué quieres que te diga?

BRUNO:  ¿cuál?

ADRIÁN:  imagina que pueda tener las respuestas, que las conozca, que sepa todo lo que va a pasar de aquí a la eternidad.

BRUNO: eso es una locura. No me gustaría estar en tu situación.

ADRIÁN: ¿por qué es una locura? ¿y por qué no te gustaría?

BRUNO: porque si lo conocieses todo, para que me lo cuentas, y sobre todo porque me preguntas ¿por qué esto, por qué aquello?  ya conoces el futuro, no hace falta que te explique porque me parece una locura y porque no me gustaría estar en tu situación...

ADRIÁN: está bien, he visto una parte pequeña del futuro.

BRUNO: ¿qué más?

ADRIÁN: de un futuro a medio plazo y cuyos protagonistas somos nosotros...

           

Silencio.

 

BRUNO: cuéntamelo.

ADRIÁN: es que no se si debo.

BRUNO: ¿por qué?

ADRIÁN:  ¿y si te lo cuento, y no pasa?

BRUNO: o sea, ¡es algo bueno!

ADRIÁN: es algo extraordinario.

BRUNO: pero, ¿bueno?

ADRIÁN: Extraordinario.

BRUNO: algo extraordinario significa que sobre sale de lo ordinario, de lo normal, pero puede ser bueno o puede ser malo... y si tienes miedo a contármelo por miedo a que no pase, es porque es bueno, si fuese algo malo, me lo contarías...

ADRIÁN: ¿te lo contaría?

BRUNO: me lo contarías para evitarlo.

ADRIÁN: ¡cómo me conoces!

BRUNO: ¡cómo si te hubiera parido!

ADRIÁN: (ironía) me conoces como si me hubieras parido.

BRUNO: era una puta y jodida forma de hablar.

ADRIÁN (ironía): ¿de verdad?

BRUNO: no sigas por ahí, sabes que odio tu patética forma de utilizar la ironía.

ADRIÁN (más ironía): ¿de verdad sé que lo odias?

BRUNO: mira, gilipollas o me lo cuentas o...

ADRIÁN: ¿contarte el qué?

BRUNO: tu estúpida visión del futuro.

ADRIÁN: eh...

BRUNO: tu extraordinaria visón de futuro.

ADRIÁN: no ha sido una visión, ha sido el futuro, lo he visto, lo he sentido, lo he vivido.

BRUNO: espera un momento, si lo has visto, lo has sentido y sobre todo lo has vivido, no ha sido el futuro...

ADRIÁN: ¿por qué no?

BRUNO: porque si ya lo has vivido, es que ya ha pasado, y si ha pasado, no puede ser el futuro.

ADRIÁN: ¡qué paradójico es!

BRUNO: sí, muy paradójico...

ADRIÁN: pero no, era el futuro...

BRUNO: ¿cómo lo sabes?

ADRIÁN: porque no estábamos así y aquí y así...

BRUNO: así y aquí y así, ¿qué tiene de malo?

ADRIÁN: ¿y de bueno?

BRUNO: yo así y aquí y así... soy feliz...

ADRIÁN: ¿lo eres?

BRUNO: lo soy.

ADRIÁN: ¿ya, pero no te gustaría tener más...?

BRUNO: la ambición es el mayor cáncer o al menos es el único cáncer para el cual no existen pastillas que alivien su dolor...

ADRIÁN: ya, pero ¿no te gustaría tener más?

BRUNO: claro.

ADRIÁN: pues... en... mi visión...

BRUNO: espera un momento ¿y el miedo a que no se materialice?

ADRIÁN: se ha ido.

BRUNO: ahora el que tiene miedo a que no se cumpla soy yo.

ADRIÁN: tranquilo se cumplirá...

BRUNO: ¿cómo puedes saberlo?

ADRIÁN: escucha.

           

Adrián saca el móvil y se escucha:

 

BRUNO (off): claro.

ADRIÁN (off): pues... en... mi visión...

BRUNO (off): espera un momento ¿y el miedo a que no se materialice?

ADRIÁN (off): se ha ido.

BRUNO (off): ahora el que tiene miedo a que no se cumpla soy yo.

ADRIÁN(off): tranquilo se cumplirá...

BRUNO (off): ¿cómo puedes saberlo?

Adrián detiene la grabadora.

BRUNO: eso lo has podido grabar ahora mismo, mientras hablábamos.

ADRIÁN: podría haberlo hecho...

BRUNO: ¿lo has hecho?

ADRIÁN: ¿quieres saber qué vas a decir dentro de cinco segundos, quieres que te lo diga?

Los dos al mismo tiempo:

BRUNO y ADRIÁN: ¡VETE A LA MIERDA!

BRUNO y ADRIÁN: eso ha podido ser una jodida y patética coincidencia.

BRUNO y ADRIÁN: eso no demuestra nada, sabes y conoces y mi forma de hablar y pensar, me conoces, y por eso sabes lo que voy a decir, me niego a creer que sepas lo que voy a decir , para ya, coño, ¡para!

           

Se quedan callados, Bruno está alterado, va a buscar un cigarrillo y antes de hacerlo,  Adrián se lo ofrece.

 

ADRIÁN:  bien, ahora me vas a tomar en serio, porque no tengo toda la noche para explicarte cómo va a ser nuestro futuro, y no quiero perder más tiempo explicándote que he tenido una visión.

BRUNO: pensaba que me estabas vacilando.

ADRIÁN: lo sé.

BRUNO: pero lo sabes, es cierto, has visto el futuro.

ADRIÁN: sabía que lo comprenderías.

BRUNO:  quiero conocer tu visión.

ADRIÁN: nada me gustaría más que complacerte...

BRUNO: pues dímelo...

ADRIÁN: no puedo. 

BRUNO: no tengas miedo a que no vaya a pasar, te lo juro por la madre de dios todopoderoso que no haré nada.

ADRIÁN: si no haces nada, mi visión no se cumplirá.

BRUNO: está bien, seguiré en mi vida, seguiré mi vida como antes, sin buscar que se cumpla esa visión.

ADRIÁN: en mi visión tú desconocías que eso iba a pasar, si te lo cuento no pasará.

BRUNO: ¿entonces porque coño me cuentas que has tenido una visión extraordinaria? ¿por qué me lo has dicho?

           

Silencio.

 

ADRIÁN: eres mi amigo, mi  único amigo, si no te lo cuento a ti ¿a quién se lo voy a contar?

 

Final de escena.

 

 

 

CAPÍTULO 7 

 

ASPERGER

 

En este capçitulo en el guió orriginal eran dos personas con síndrome de asperger, pero en el proceso de ensayos, transformamos a una sola persona con asperger, y el otro personajes lo transformamos en su terapéuta.

 

Sentadas en una terraza.

 

MARTA: Hace un bonito día.

LUISA: Sí.

MARTA El primero del verano.

LUISA: Sí.

MARTA El primero en la playa.

LUISA Sí.

MARTA: Lo malo de la playa, es el calor pegajoso.

LUISA: Sí.

MARTA: Lo malo, es la muchedumbre agolpada en sus toallas, en la orilla.

LUISA: Lo malo es la gente.

MARTA: Sí.

 

Pausa.

 

MARTA: Me gusta la playa.

LUISA: Sí.

MARTA: Me salen pecas del sol.

LUISA: Sí.

MARTA: Me gustan las pecas, el morenito de la piel, incluso las pielecillas que se te hacen cuando tomas demasiado sol y te quemas.

LUISA: Sí.

MARTA: También me gusta que no hay clases.

LUISA: ¡Sí!

MARTA: Me siento libre…

LUISA: Sí.

MARTA: De responsabilidades.

LUISA: Sí.

MARTA: De estudiar.

LUISA: Sí.

MARTA: El verano es sinónimo de libertad, libertad para hacer y deshacer, para jugar, para pasarlo bien, para disfrutar disfrutando….

LUISA: Sí.

           

Se quedan quietas.

 

MARTA: Me gustan los helados.

LUISA: Y a mí.

MARTA: En verano puedes comprar helados casi en cualquier lugar.

LUISA: Sí.

MARTA: Tengo ahorrados casi 200 euros para gastármelos este verano…

LUISA: Oh…

MARTA: Tengo esos ahorros porque me gusta ser previsora.

LUISA: Como la hormiga que recoge comida durante el verano, para comérsela en invierno.

MARTA: No me gusta el invierno.

LUISA: Ni a mí.

MARTA: Por otro lado, tengo una bici nueva.

LUISA: ¡Qué suerte!

MARTA: Es rosa, con borlones de colores.

LUISA: ¡Qué suerte!

MARTA: También tengo todo el verano para hacer cosas, comer helados e ir en bici, y también para estar en la playa… y muchas cosas más.

LUISA: Sí.

MARTA: Pero no voy a hacerlas todas hoy, es el primer día.

LUISA: Sí.

MARTA: Va a ser un largo, apacible, voluptuoso y magistral verano.

LUISA: Eso espero.

MARTA: Me pregunto…

LUISA: ¿el qué?

MARTA: Me pregunto muchas cosas.

LUISA: ¿qué cosas?

MARTA: Por ejemplo, ¿cómo vivirán el verano los demás?, los ricos, los pobres, los niños del Sáhara, o por ejemplo los niños del Sáhara ¿cómo diferencian el invierno del verano?, o como vivirán el invierno los esquimales, y el verano, y los chinos, porque son un poco amarillos y tienen los ojos rasgados, y…

LUISA: (pausa) Vaya…..

MARTA: Sí, sí, tengo preguntas, miles de otra clase de preguntas….

LUISA: ¿Cómo cuáles?

MARTA: Me pregunto porque tiene que existir el verano, y el otoño, y el invierno, y la primavera,, y por qué tienen esos nombres y porque no puede ser siempre verano?...

LUISA: No puede ser.

MARTA: A mí, me gustaría.

LUISA: ¿A quién no?

MARTA: ¿A quién no, qué?

LUISA: ¿A quién no le gustaría?

MARTA: A los fabricantes de toallas, a los fabricantes de cremas protectoras, de bañadores, de helados, de bicis rosa con borlones de colores, a las personas que no pueden….

LUISA: ¡NO!

MARTA: ¿No, Qué?

LUISA: No era una pregunta.

           

Pausa.

 

MARTA: Tengo 90 días de vacaciones estivales, 90 días, 10 horas, 30 minutos y… 24, 23, 22 segundos…

LUISA: Y yo.

MARTA: Y ya casi tengo pecas.

LUISA: Y yo…

MARTA: Y te tengo a ti, una gran amiga.

LUISA: Y yo.

MARTA: Y tengo asperger.

LUISA: Y yo.

MARTA: Y tengo algo de sueño.

LUISA: Y yo.

MARTA: El verano es lo que tiene.

LUISA: ¿qué tiene?

MARTA: De todo, incluso aburrimiento.

LUISA: ¿quieres ir a la playa?

MARTA: ¿Ahora?

LUISA: Sí.

MARTA: ¿Ahora?

LUISA: ¡Sí!

MARTA: Ve tú, tengo que hacer la digestión.

LUISA: ¡Vaya, sí que tienes cosas!…

           

Oscuro.

 

 

 

 

 

 

 

CAPÍTULO 8

 

 

BURBUJAS

Dos amigas. Guionistas. Sentadas en una terraza con vistas a ningún lado.

MIREIA: el tiempo que pasa.
ARANTXA: buf...
MIREIA: las nubes que nublan.
ARANTXA: ah...
MIREIA: las estrellas que mueren y seguimos viendo su luz durante miles de años.
ARANTXA: cómo se entere endesa, la factura va a ser tremenda.
MIREIA: la marea que sube...
ARANTXA: y luego baja...
MIREIA: y luego sube de nuevo.
ARANTXA: y luego vuelve a bajar
MIREIA: y luego vuelve a subir.
ARANTXA: vale, tú ganas.
MIREIA: el que gana y el que pierde, las dos caras de la misma moneda.
ARANTXA: ¡¡por favor!!
MIREIA: el otoño, el invierno, la primavera, el verano...
ARANTXA: y se te ha olvidado que luego viene otra vez el otoño.
MIREIA: y luego el invierno, y la pri…
ARANTXA: sino te callas, me callaré  para siempre.
MIREIA: ojalá, pero lamentablemente siempre respondes.
ARANTXA: ¿quieres que no responda?
MIREIA: estaría bien que alguna vez me dejases a mí terminar una conversación.
ARANTXA:  ¿por eso haces todo esto?
MIREIA: yo no hago nada, salvo mover los labios y poner un final perfecto cada vez que me replicas.
ARANTXA: ¡¡lo haces por eso!!
MIREIA: es bueno tener un objetivo en la vida. ¿tú tienes algún objetivo?
ARANTXA: eh...
MIREIA: exacto... “eh....” no tienes objetivo, sólo eres un conflicto puro. No como yo, yo tengo objetivo, tú solo estás ahí como “pepito grillo” para dilapidar mis propuestas.
ARANTXA: ¿dilapidar?
MIREIA: sí, dilapidas mis propuestas.
ARANTXA: hacía años que no escuchaba esa palabra. La última vez que lo escuché fue en una película de la Biblia.
MIREIA: ¿qué estás intentando hacer?
ARANTXA: nada, sólo soy un conflicto puro, estoy aquí para dilapidar tus pensamientos.
MARIAN: hija de puta.
MIREIA: casi me ofendes.
MARIAN: ¿no te ofende que te llame “hija de puta”?
ARANTXA: a lo mejor hace 20 años me hubieses ofendido, pero hoy en día decir “hijo de puta” es como decir “hola”.
MIREIA: ¿qué?
ARANTXA: imagina dos amigos, hace unas semanas que no se ven, se encuentran en el mismo bar de siempre, frente a la misma cerveza de siempre: “¿qué pasa hijo de puta?” “nada, cabronazo, estaba intentando contar las putas burbujas de esta cerveza”, “¿las burbujas?”, “sí, esas hijas de puta son incontables”, “¿quieres que te ayude?” “vale”, “una, dos, tres, cuatro, cinco”... “espera que han salido 45 al mismo tiempo”, “qué hijas de puta, son incontables”.... y no se ve que ninguna burbuja se moleste porque las llamen hijas de puta.
MIREIA: ¿ese es el nuevo argumento de tu nueva película?
ARANTXA: eh...
MIREIA: exacto, “eh...”.
ARANTXA: pues oye…
MIREIA: ¿sí?
ARANTXA: igual… ¡¡sí!! me parece altamente interesante.
MIREIA: “altamente interesante” ¿de dónde has salido? De verdad, ¿de dónde?
ARANTXA: literalmente del útero de mi madre.
MIREIA: ¿y más recientemente?
ARANTXA: de un bar lleno de cervezas con burbujas hijas de puta.
MIREIA: ¡qué daño hizo Tarantino!
ARANTXA: perdona… ¿daño? Tarantino es el director más importante de los últimos 25 años. ¡¡No ha hecho ningún daño!!
MIREIA: osea,  ¿que todo esto es porque no tienes ni idea de sobre que va a tratar el nuevo argumento de tu nuevo guión de tu nueva película?
ARANTXA: no hay nueva película.
MIREIA: ¿sigues en paro?
ARANTXA: ese es el estado normal de un guionista.
MIREIA: quizás deberíamos tomarnos esta cerveza y guardar silencio.
ARANTXA: por primera vez en semanas estoy de acuerdo contigo.
MIREIA:¿de verdad?
ARANTXA: sí.
MIREIA: ¿esto no será una nueva estrategia para impedir que cumpla mi objetivo?
ARANTXA: ¿qué objetivo?
MIREIA: yo que coño sé, estoy intentando pensar.
ARANTXA: ya somos dos.
MIREIA: hum… otra vez estás de acuerdo conmigo. ¡¡Es una estrategia. Mi conflicto tiene una estrategia!!
ARANTXA: ¿alguna vez te has escuchado hablar?

Se quedan callados durante un dos segundos.

ARANTXA: ¿y tú?
MIREIA: No, nunca me escucho…
ARANTXA: ¡¡no…!! si te han encargado ese nuevo argumento que te dijeron que te iban a encargar
MIREIA: claro.
ARANTXA: ¿sobre que va?
MIREIA: todavía le estoy dando vueltas.
ARANTXA: quizás si me cuentas lo que tienes, te pueda echar una mano.
MIREIA:¿harías eso por mí?
ARANTXA: por supuesto, estoy en el paro, pero eso no significa que no tenga ideas. Esa es la realidad absoluta de todo guionista, en el paro, pero con miles de ideas.
MIREIA:¿me ayudarías?
ARANTXA: claro.
MIREIA: eres una buena amiga.
ARANTXA: lo soy.
MIREIA: ¿sin nada a cambio?
ARANTXA: bueno.
MIREIA: ¿bueno?
ARANTXA: podrías compartir la autoría conmigo.
MIREIA: ah... ese sí es un objetivo, mi conflicto tiene una estrategia para alcanzar un objetivo.
ARANTXA: hija de puta.
MIREIA: no me ofende.
ARANTXA: ¿no? Ves como tenía razón con lo del lenguaje y Tarantino.
MIREIA: ¡¡no!! mi madre fue puta de verdad.
ARANTXA: ah...

 

Se quedan callados de nuevo.

MIREIA: ¿ese sí ha sido un buen final, verdad?

Miran sus cervezas.

MIREIA: ¿contamos burbujas?
ARANTXA: joder, pensé que nunca me lo pedirías!
MIREIA: es que antes cuando lo he dicho, he pensado “¿cuantas burbujas habrá en una cerveza?” ese sí es un gran argumento para un nuevo guión.
ARANTXA: es un argumento cojonudo.
MIREIA: sin Tarantino jamás se nos habría ocurrido un argumento similar.
ARANTXA: es verdad, cambió la historia.
MIREIA: y “dilapidó” los guiones sin conversaciones interesantes.

MIREIA y ARANTXA alza su copa.

MIREIA y ARANTXA: ¡por Tarantino!
ARANTXA: ¿tu madre fue puta de verdad?
MIREIA: ¿y la tuya?

Brindan.

ARANTXA: sí…
MIREIA: por nuestras putas madres.

Brindan, se escucha el choque de las cervezas, se congela el fotograma, vemos miles de burbujas congeladas.

Fin.

 

 

 

CAPÍTULO 9

 

El capítulo 9 nos lo inventamos el mismo día, y lo rodamos sin un guión.

 

 

CAPÍTULO 10 

 

 

ULAN BATOR

 

Nota: pueden ser dos hombres, dos mujeres, o un hombre y una mujer.

 

Dos amigos escritores, Peter y Calza, dos escritores que todavía no han triunfado. Sentados en terraza, observando la vida. Hace solecito, mes de abril, más o menos, temperatura muy agradable.

 

PETER: por fin.

CALZA: sí, por fin.

PETER: odio el frío.

CALZA: y yo.

PETER: odio la lluvia.

CALZA: y yo.

PETER: odio el mundo, mi mundo cuando llueve y todo se moja.

CALZA: y yo.

PETER: antes no lo odiaba, es más, amaba que lloviese, era un inconsciente.

CALZA: me acuerdo, lo eras.

PETER: ¿te acuerdas?

CALZA: sí.

PETER: que bueno que te acuerdes…

CALZA: claro.

 

Silencio.

 

CALZA: ayer estuve hablando con mi editor.

PETER: ah… ¿y qué… te dijo?

CALZA: que le gusta lo último que le he pasado.

PETER: es extraordinario, lo mejor que has escrito.

CALZA: gracias.

PETER: ¿y qué más te dijo?

CALZA: que va a ser difícil que lo publique aquí, en España.

PETER: ¿qué?... ¿por qué? ¿qué coño significa eso?

CALZA: significa que creen que mi público objetivo no se parece en nada a toda esta gente que estamos viendo aquí en la plaza.

PETER: ¡qué coño sabrán ellos de público objetivo!

CALZA: son los que deciden, y han decidido publicarme, pero en otros países.

PETER: ¿en qué países?

CALZA: en el Congo Belga, en Indonesia y en Mongolia.

PETER: ¡COÑO!

CALZA: eso pienso yo…

PETER: dile que no puedes hacer eso, que tú escribes en español, que hay mercado suficiente aquí, en España, o en Latino América para poder vender tu poesía.

CALZA: eso dije yo.

PETER: ¿y?

CALZA: que o tragaba con su decisión, o que se encargaría de vetarme a nivel nacional e internacional.

PETER: ¡venga ya! no tiene tanto poder, sólo se trata…

CALZA: del editor más importante de las lenguas Castellanas.

PETER: joder… ¿puede hacer eso?

CALZA: puede.

PETER: ¿Mongolia? ¿aún existe?

CALZA: por lo visto.

PETER: pero nunca sale en la tele.

CALZA: ya…

PETER: ¿y qué idioma hablan en Mongolia? ¿el mongolés, mezcla de chino y ruso? Te cagas, ¿y quién te va a traducir al Mongolés? ¿Tarás Bulba?

CALZA: no me van a traducir.

PETER: ¡cómo!

CALZA: van a publicarme en español.

PETER: joder.

CALZA: y no me van a pagar un céntimo hasta que haya vendido 1000 unidades en cada uno de los 3 países.

PETER: o sea que si por ejemplo en el Congo Belga vendes 50.000 ejemplares, pero ni en Indonesia ni en Mongolia no has llegado a vender los mil ejemplares, ¿no te llevas nada?

CALZA: exacto.

PETER: a ese tío nos lo vamos a cargar.

CALZA: ¿nosotros?

PETER: sí.

CALZA: ¿con qué… con un bolígrafo?

PETER: no.

           

Silencio, Peter mira intensamente a Calza, éste comprende lo que le quiere decir.

 

CALZA: entiendo.

PETER: me alegro. ¿estás de acuerdo?

CALZA: estoy.

PETER: ya te dije que era completamente útil.

CALZA: lo es, tienes toda la razón.

PETER: su hija no es la mujer más hermosa del mundo.

CALZA: no, no lo es.

PETER: pero al igual que nosotros, es una escritora frustrada.

CALZA: eso sí, lo es.

PETER: aunque en su caso, no tiene nuestro talento oculto.

CALZA: no, no lo tiene ni oculto ni visible.

PETER: y odia a su padre.

CALZA: exacto.

PETER: y yo estuve… ¿cómo decirlo sin que parezca algo soez?

CALZA: estuviste danzando sobre su vientre, albergando esperanzas, luchar con el placer, para hacerlo tuyo y vuestro al mismo tiempo, dominando los mares más profundos, los océanos más inhóspitos, las palabras más sensuales en los oídos correctos, deslizando tu mano por sus aterciopeladas piernas de seda hasta llegar al punto de encuentro, a la entrada de una cueva por descubrir llena de tesoros que el hombre todavía no conoce ni ha visto, ni ha podido contemplar.

PETER: pues eso, Mongolia, seguro que en Mongolia te entienden perfectamente.

CALZA: vale, llámala. Y cuando ¿la llames que le vas a decir? oye, queremos matar a tu papá, ¿nos ayudas?

PETER: exacto.

CALZA: ¿cómo que “exacto”?

PETER: los planes más sencillos son los que mejor funcionan.

CALZA: escucha, Peter.

PETER: ¿sí?

CALZA: yo no sé si quiero matarlo.

PETER: ¿no lo sabes?

CALZA: no lo sé.

PETER: ¿y cuando presenten tu libro en el FNAC del Congo, ¿vas a pagarte tu billete hasta allí para firmar ejemplares a un posible público inexistente, y sí es existente, que no sepan ni reconozcan una sola palabra de español?

CALZA: ya, pero…

PETER: ¿sí?

CALZA: una cosa es hablar de las cosas que nos gustaría hacer en la vida… y otra muy distinta realizarlas.

PETER: ya…

CALZA: no somos asesinos.

PETER: ¿no?

CALZA: y su hija, tampoco.

PETER: ¿tampoco?

CALZA: aunque odie a su propio padre, tampoco.

PETER: ¿y por qué me ocurre esto? ¿por qué pienso en esto? Yo lo vivo ¿sabes? Me lo creo, que vamos a ser capaces de hacer esto y aquello y lo otro.

CALZA: lo sé.

PETER: ¿me estaré volviendo loco?

CALZA: no.

PETER: ¿qué me pasa?

CALZA: nada. Mucho tiempo libre.

           

Silencio.

 

PETER: oye…

CALZA: ¿sí?

PETER: qué guay.

CALZA: ¿el qué?

PETER: que te vayan a publicar, aunque sea en esos 3 países.

CALZA: eso pienso yo.

PETER: y si vendes allí, seguro que luego te publican aquí.

CALZA: eso mismo pienso yo.

PETER: tenemos que ir al Congo, a Indonesia y Mongolia.

CALZA: sí, tenemos que ir… bueno, en realidad, solo tengo que ir yo.

PETER: necesitarás un representante…

CALZA: no.

PETER: un ayudante, un secretario, un consejero…

CALZA: no, no y no.

PETER: ¿un amigo?

CALZA: eso sí.

PETER: pues lo dicho tenemos que ir al Congo, y a los otros dos países también.

CALZA: sí.

 

Silencio.

 

CALZA: Peter.

PETER: ¿sí?

CALZA: ¿qué pasó con la hija del editor?

PETER: nada. Fui incapaz.

CALZA: era realmente fea.

PETER: no te lo puedes ni imaginar, desnuda, era mucho más fea, y hablando, cuando la escuchabas, todavía era mucho más fea por dentro. Muchísimo más…

CALZA: ¿fuiste incapaz?

PETER: lo fui, total y completamente incapaz.

 

Silencio.

 

CALZA: Ulan Bator.

PETER: ¿qué?

CALZA: la capital de Mongolia.

PETER: ah, sí, Ulan Bator.

 

Silencio. Siguen en la plaza, disfrutando de una tarde de sol.

 

 

 

 

CAPÍTULO 11

 

SAN JOSÉ

 

Nota: podrían ser dos hombre o dos mujeres, o hombre y mujer.

 

            Dos amigos tomando una cerveza, por la noche en una terraza al aire libre... alrededor de ellos muchos falleros, y niños con petardos, y gente tonta y borracha, es San José, fiesta mayor de Valencia.

 

FRANCISCO: yo creo que el único y verdadero santo de la historia es San José.

RAFA: ¿cómo?

FRANCISCO: (más despacio) yo… creo…. que… el único…. Santo…. de la historia es…. San José…

RAFA: ¿por qué?

FRANCISCO: porque tuvo un hijo que no fue suyo, y además tuvo toda la responsabilidad de tener que educar al hijo de Dios. ¿te puedes imaginar que responsabilidad tan grande? Por un lado eso, y por otro casarte con una tal María, que te engaña con una paloma, y se queda preñada, y él, ni siquiera la ha tocado… ¿cómo un hombre así, puede vivir sin asco o sin celos, o sin rabia acumulada dentro de sí mismo? Por eso es el único santo.

RAFA: ¿no se te ha ocurrido pensar que a Jesucristo lo cogieron y lo encerraron muy fácilmente, que además de la traición de Judas, tuvo que existir alguien más que le ayudase a hundirlo en la miseria?

FRANCISCO: ¿quién?

RAFA: no sé, desde luego San José pudo haberlo hecho, motivos no le faltaban…

FRANCISCO: ¿o sea que a lo mejor San José de ser el único que debería ser llamado San, fue y se comportó como un auténtico perro judío traidor?

RAFA: podría ser.

FRANCISCO: joder.

RAFA: joder….

           

Silencio.

 

RAFA: además resulta curioso…

FRANCISCO: ¿el qué?

RAFA: la iglesia rechaza el adulterio y las relaciones extramatrimoniales, pero gracias a un desliz volátil, nunca mejor dicho, lo digo por la paloma…

FRANCISCO: lo sé, lo sé…

RAFA: nació su Dios.

FRANCISCO: cierto, cierto.

RAFA: todo su credo, todas las palabras que defienden a bombo y platillo, incluida la responsabilidad civil y moral, de la familia, que debe ser tradicional, fiel, monacal, sin condones, etc, etc, etc… y en lo que se basa para existir, para ser, para vivir, esa religión, es precisamente en todo lo contrario.

FRANCISCO: tiene cojones la cosa.

RAFA: los tiene y nunca mejor dicho.

FRANCISCO: ¿y qué, cómo lo consiguen?

RAFA: es un acto de fe.

FRANCISCO: ¿un acto de fe?

RAFA: exacto.

FRANCISCO: ¿qué coño es eso?

RAFA: para ellos son algo así como metáforas metafísicas que ayudan a entender la vida y sus razones. Que convierten algo sucio como es la traición y el adulterio, en algo hermoso, como que una paloma con un pito diminuto, me imagino yo, deje embarazada a una mujer.

FRANCISCO: menudo pájaro estaba hecho.

RAFA: desde luego, menudo pájaro.

FRANCISCO: joder, hay que ver, nunca había pensado en todas estas cosas.

RAFA: ni yo.

FRANCISCO: pero tiene mucho sentido, todo lo que decimos nosotros, claro.

RAFA: por supuesto.

FRANCISCO: acojonante. Terminamos de terminar con 2000 años de cristianismo puro y duro.

RAFA: al infierno iremos.

FRANCISCO: seguro.

RAFA: por lo menos no hará frío.

FRANCISCO: por lo menos…

           

Silencio.

 

RAFA: yo creo que no.

FRANCISCO: ¿cómo?

RAFA: que no hay infierno ni cielo.

FRANCISCO: puede ser.

RAFA: que también son metáforas metafísicas para castrar el pensamiento libre del personal.

FRANCISCO: puede ser.

RAFA: si te meto miedo en el cuerpo, lograré que hagas todo lo que yo quiero, si consigo dominarte a base de menospreciarte, a base de infravalorarte y de hacerte un continuo chantaje emocional, harás todo lo que yo quiera. Trabajarás por mí, me darás tu pan, me dejarás follar con tu mujer… y si te portas mal o me replicas, irás a un sitio eternamente donde un hombre rojo con cuernos y rabo te pinchará en tus partes eternamente con su tridente afilado.

FRANCISCO: puede ser…

RAFA: además allá debajo, solo hay magma.

FRANCISCO: sí.

RAFA: y allá arriba, solo hay espacio, y más espacio, infinito, además. No hay nubes blancas, con querubines alados, y minúsculas arpas, ni nada de nada.

           

Silencio.

 

FRANCISCO: ¿y qué hacemos?

RAFA: hablar de ello.

FRANCISCO: ya, pero tendríamos que avisar a la gente, explicárselo, dárselo a entender, que comprendiesen… todas las mentiras en las que sustentan sus tronos, todo…

RAFA: no.

FRANCISCO: ¿no?

RAFA: a mí me da pereza, además ¿por qué tenemos que ser nosotros?

FRANCISCO: ¡porqué nos hemos dado cuenta nosotros de todo su tinglado, hay que avisar al mundo!

RAFA: no.

FRANCISCO: joder, ¿por qué no?

RAFA: porque ya lo saben, en el fondo, ya lo saben, y les da igual.

FRANCISCO: ¿por qué?

RAFA: y yo, que sé. No lo puedo saber todo…

           

Silencio, de pronto, una luz celestial les ilumina. Una voz del más allá aclara su garganta, Francisco y Rafa miran hacia el cielo, sorprendidos, pero quizás no tanto, empieza a hablar la voz.

 

DIOS(OFF): ya está bien ¿no?

FRANCISCO: perdón.

DIOS (OFF): Qué ya está bien.

RAFA: ¿eres Dios?

DIOS (OFF): sí, lo soy.

FRANCISCO: ¿y como lo sabemos? Quiero decir, a lo mejor es algún truco, y alguien se está inventando todo esto para tomarnos el pelo. y además ¿qué Dios? hay muchos.

DIOS (OFF): joder, que sí, que soy Dios. El único Dios.

RAFA: ya… ¿pero cómo podemos estar seguros? egocéntrico vanidoso.

DIOS (OFF): esperad que ahora bajo y os lo explico en persona.

 

La luz celestial deja de iluminarles. Se miran.

FRANCISCO: vámonos.

RAFA: sí, vámonos.

FRANCISCO: camarera, ahora va a venir un hombre sin cuernos y de color azul, y con barba,y bata blanca y corona o aura de poder en la cabeza, él pagará nuestras cervezas.

RAFA: al infierno, vamos a ir al infierno.

FRANCISCO: ¿y qué? ¿qué se te ha perdido en el cielo? ¿una paloma sodomita?.

 

Se van.

 

Fin de escena.

 

 

 

 

CAPÍTULO 12

 

COMPARTIDO

 

Nota: podrían ser dos hombre o dos mujeres, o hombre y mujer.

 

INT. DÍA SALÓN PISO DE COMPARTIDO

            A, habla directamente a cámara, no sabemos con quien habla, pero parece muy involucrado en todo lo que está contando.

A: Tengo la bici en el taller, la llevé ayer por la tarde, no es que tenga nada serio, la bici me refiero, pero una puesta a punto me parece completamente necesario, para esta nueva temporada que está por llegar, de hecho, si la tuviese hoy, en lugar de hablaros estaría rodando por el mundo. Luego volvería y os hablaría, no penséis que porque me vaya en bici, voy a dejar de contaros cosas, eso nunca, sé que estáis ahí al otro lado, soy consciente de mi deber y de mi responsabilidad. Y nunca, nunca, nunca la voy a abandonar.

           

En ese momento llega B que lo observa, le hace gracia. Y simula estar enfadado.

 

B: pero ¡qué demonios estás diciendo! ¿con quién estás hablando?

A: ¿yo? No, no estaba hablando.

B: ¡cómo que no! Te he escuchado, parecía que estuvieses dando un discurso.

A: no, no, que no, estaba… estaba… cantando.

B: ¿cantando?

A: sí, una nueva canción que me he aprendido.

B: me la podrías volver a cantar.

A: no vale la pena, no te gustará, su ritmo no es lo mejor…

B: cántamela.

A: ¿quieres que te la cante?

B: sí.

A: está bien…. (cantando) voy a dejar de contaros cosas…. Eso nunca… sé que estáis ahí al lado, soy consciente de mi deber…

B: sí, era así la letra, pero no estabas cantando.

A: tienes razón, no estaba cantando.

B: ¿por qué me mientes?

A: por que… no lo sé.

B: pues piénsalo, ¿qué ganas con una mentira de ese tipo, acaso te daba vergüenza reconocer que hablas solo?

A: sí, eso es, me gusta hablar solo, es algo que hago desde siempre, algunas veces lo hago mentalmente y cuando estoy solo me gusta hacerlo en voz alta, no sabía que estabas aquí, de haberlo sabido no habría empezado.

B: ¿desde cuándo lo haces?

A: buff, no sé, por lo menos desde que tenía una moto, una vespino negra, vieja y destartalada, a la que llamaba la negra flor, como la canción de Radio Futura, claro, que la canción habla de una puta en las ramblas de Barcelona, y mi moto, mi ciclomotor, no era una puta, aunque una vez si que se portó como una puta, cogí un gran bache, volé por los aires con ella y aterricé en el suelo, de pie sin rasguños humanos, pero con el carburador partido en dos. Eran las 4 de la madrugada de un mes de enero de hace por lo menos 10 años.

B:

A: ¿qué?

B: nada, nada.

A: no, en serio, ¿qué?

B: ¿qué coño tiene que ver eso con hablar solo? Que puta manía tiene la gente de contarme una historia más o menos relacionada, o más bien menos relacionada con algo que me quieren explicar, es como si voy a la carnicería, pido medio kilo de longanizas, y se me ponen a hablar de la princesa que se ha quedado muy delgada, que parece que se ha operado, que bla, bla, bla… ¡yo sólo quiero medio kilo de longanizas!

A: me ha entrado hambre.

B: ¿cómo?

A: tanto hablar de longanizas… se me ha antojado un buen bocata de longanizas, con tomate restregado en el pan, unas gotitas de aceite virgen extra andaluz…

B: vete a tomar por culo.

A: ¿qué?

B: que te calles coño.

           

Silencio.

 

A: sigues enfadado, ¿por qué te has enfadado? Total, sí, hablo solo, pero creo todo el mundo habla solo, para mí hablar solo, es como pensar, que también se suele pensar solo, los que piensan, claro, porque he conocido millones de personas que no piensan, que sólo actúan.

B:

A: vale, vale, me callo.

 

Silencio.

 

A: yo no puedo estar tanto rato callado, no puedo, quizás tú si que puedes, pero yo necesito escuchar ruidos, voces, chasquidos, dientes contra dientes, el sonido de la lengua paseándose como la reina imperial por la boca, el aire entrando y después saliendo, la cuerdas vocales moviéndose para dar tono y brillo, me gusta hablar, me encanta hablar, si es con alguien mejor, pero si estoy solo, también me gusta, lo que no soporto, es estar callado, sin hablar, sin decir… maniatado a una silla, a unas reglas estúpidas y convencionales, a un no voy a hablar porque es de mala educación, quizás será mejor que te quedes callado si no tienes nada mejor que decir, pero si lo necesitas, habla, que yo te escucho, me dan igual tus verbos, y tus pronombres, me da igual tu contenido, tu esencia, si necesitas hablar hazlo, por favor.

 

Silencio.

 

B: ¿ya?

A: sí… buf, qué “agustito” me he quedado.

B: lo he visto, y lo he oído.

A: lo siento.

B: no pasa nada hombre.

A: ¡qué vergüenza! es como si el diablo me hubiese poseído y algo dentro de mí, hablase y hablase…

B: repito: lo he visto y lo he oído.

A: perdona.

B: no pasa nada, somos amigos ¿no?

A: claro.

B: pues para eso estamos, para hablarnos.

A: claro.

B: de lo que sea, la cuestión es no parar…

A: claro.

B: hay gente que habla de sandeces y gente que habla de cosas profundas, y otra clase de gente que cree que habla de cosas maravillosas y después resulta que habla de sandeces, el mérito, el verdadero mérito es distinguir, auto distinguir que lo que decimos es interesante, o es pura charla inconsistente y absurda, y completamente innecesaria.

           

Silencio.

 

A: eh…

B: ¿sí?

A: me has insultado con una leve ironía matizada como explicación de un verbo exacto.

B: tú que crees.

A: ¿la verdad?

B: eso siempre.

A: pues que me tengo que ir al baño.

B: con urgencia.

A: ¡con urgencia!

B: y porque no lo has dicho antes.

A: me gusta aguantar.

B: ¿por qué?

A: porque me da placer…

B: eh… uh… Corre al baño.

           

A se va se queda solo B, se pone a mirar sin ver nada, ve una cámara escondida, y se da cuenta de que A, estaba grabándose así mismo, así que B mira por el pasillo, la puerta del baño se termina de cerrar y mira a cámara, sonríe, va a decir algo importante.

 

B: eh… (se aclara la voz) aprovecho este instante, para insertar mi primer diálogo en solitario, no sé quien verá esto, o si esto lo verá alguien, conociendo a A, estoy seguro, que lo borrará, así que en este caso, mi espectador, mi único espectador eres tú, A. Yo, en el fondo, siempre he querido hablar solo, una vez leí un libro y el protagonista hablaba solo, me hacía mucha gracia, porque no podía parar, incluso con gente delante hablaba solo, no podía disimular, y la gente lo tomaba por loco… no recuerdo el nombre del libro, pero me encantaría volver a leerlo, de lo más divertido que he leído nunca.

           

Silencio. B saca un cigarrillo, se lo enciende.

 

B: bueno, ya no… no sé que más decir. Yo no sirvo para esto.

 

B se acerca a la cámara y la apaga.

 

Fundido a negro.